Este aviso, que corre por las redes sociales, retrata la naturaleza humana e ideológica de José Mujica, a quien sus admiradores como presidente de Uruguay llaman afectuosamente "Pepe". Como integrante de la organización subversiva Los Tupamaros, su pasado de guerrillero en los tiempos de la dictadura en su país no es nada coherente con su presunta condición de líder demócrata en América Latina.
En medio del baño de sangre perpetrado por la dictadura en Venezuela contra la población civil, Mujica no vacila en respaldar a su colega Nicolás Maduro, actitud que constituye no solo un doble discurso, sino que resulta absolutamente ignominiosa, pues en su postura hay una doble moral.
Pero, ¿qué hay detrás de la actitud de este antiguo militante de la izquierda armada, que ve en la mano de hierro de Maduro un comportamiento de legítima fuerza del Estado? La respuesta está en la economía, y es la enorme deuda contraída por su gobierno con el de Venezuela.
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Hecho similar ocurre con otras dos grandes aliadas de Maduro, las presidentas de Argentina, Cristina Kirchner, y de Brasil, la exguerrillera Dilma Rouseff, antiuas abanderadas de la lucha contra la tiranía en sus países:
