miércoles, 30 de diciembre de 2009

Con la reelección a la vista...

El Tiempo, Bogotá, diciembre 14 de 2009.
El Espectador, Bogotá, enero 5 de 2010.
El Tiempo, Bogotá, diciembre 17 de 2009

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Las mejores tacadas en billar pool

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domingo, 20 de diciembre de 2009

¿Cómo enamorar a una mujer?

Cuentan que en el pico más alto del Tibet vive el hombre más sabio del mundo. Cierta vez, un joven acudió con él para descubrir el camino al corazón de una mujer de la que se había enamorado.

Cuando encontró al sabio en la cumbre de la montaña, le preguntó: "Dime, maestro de maestros: ¿Cuál es el camino más corto, seguro y directo para llegar al corazón de una mujer?".

El maestro le respondió: "No hay camino seguro al corazón de una mujer, hijo mío. Sólo senderos al borde de precipicios y caminos sin mapas o brújulas, tapizados de peñascos, de arbustos espinosos y con serpientes ponzoñosas".

—Pero, entonces, maestro, cuestionó el joven, "¿qué debo hacer para conquistar el corazón de mi amada?".
—Recuerda, amado discípulo, propuso el sabio, "y conserva en tu mente y en tu corazón las enseñanzas y los consejos que voy a darte a continuación. Síguelos fielmente y llegarás al corazón de la mujer que amas. Las claves son las siguientes:

1. Lávate los dientes cuatro veces al dia.
2. No te rasques el chorizo ni los testículos frente a ella.
3. Regálale flores y muchos, pero muchos presentes.
4. Levanta la tapa del inodoro antes de orinar y recuerda bajarla después.
5. Lávate las manos cuando salgas del baño.
6. No mastiques con la boca abierta.
7. No eructes duro, o mejor, no eructes jamás.
8. No seas pedorro.
9. No hables mal de la madre de ella, ámala como a su propia madre.
10. No digas palabrotas.
11. Ríete siempre de los malos chistes de ella.
12. No la celes, o si acaso, un poquito.
13. Deja que ella tenga celos de ti. Ella sí puede.
14. No críes barriga. Es más, nunca engordes. Ella sí puede hacerlo (pero nunca se lo digas).
15. No te demores en el baño. Aprende a trapear el baño, pero aún así, no te demores.
16. No dejes la toalla tirada.
17. No digas nunca que ella no sabe manejar.
18. No llegues tarde a casa. Sal de trabajar y vete de inmediato a casa.
19. No te entretengas con los amigos. O mejor, no tengas amigos. Olvídate de ellos.
20. No sueñes con tener amigas.
21. Nunca, ni siquiera por chiste, mires ni hables de las tetas o del culo de las amigas de ella.
22. No seas tacaño. Usa cuando menos dos tarjetas débito y dos de crédito y complácela en todo lo que te pida.
23. Nunca se te ocurra mirar a otras mujeres. Es más, entiende de una vez que no existen otras mujeres.
24. No hables de tu ex. Tú nunca tuviste a nadie antes que ella.
25. Dile 'Te amo", al menos 24 veces al día.
26. Aprende a cocinar.
27. Lava los platos y deja la cocina limpia.
28. Arregla la cama (¡siempre!).
29. Llámala desde cualquier lugar, ojalá cuando estés más ocupado.
30. Deja que ella compre ropa, zapatos, chucherias, etc., siempre que ella quiera. Es más, ayúdala a caminar durante horas eligiendo lo que quiera comprar (y sonríe mientras camina).
31. Deja que ella converse durante horas por teléfono, págale la factura del celular.
32. No ronques, ni te quedes dormido.
33. Recuerda, a ti no te gusta el fútbol, y además odias las carreras de fórmula 1.
34. Aféitate todos los días, para que no la lastimes.
35. No pienses solamente en sexo, pero tampoco exageres. Proponlo con frecuencia, aunque estés cansado y demacrado.
36. Respeta cuando a ella le duela la cabeza, pero si ella te lo pide, complácela de inmediato. ¡Ah!, y no te vayas a quedar dormido inmediatamente después. Debes mirarla a los ojos y acariciarla, hasta que sea ella quien se quede plácidamente dormida.
37. Dile en todo momento que ella es la mujer más bella que jamás has visto.
 
Agobiado, el discípulo se vuelve para emprender el descenso de la montaña, ante lo cual el maestro, sorprendido, le dice: "¡Espera, hijo mío, espera, vuelve acá! ¿Para dónde vas?".

Cabizbajo, entre la bronca y el desconsuelo, el discípulo contesta:
—¡Nooooo, maestro, así no!
—¿Cómo así, muchacho?, increpa el sabio.
—¡Ahora sí entiendo!, replica el joven, mirando al suelo y meneando la cabeza. "¡Entiendo perfectamente!".
—Pero, ahora sí entiendes, ¿qué?, insiste el maestro.
—En efecto, dice el joven, "y con todo el respeto que usted me merece, ¡ahora sí entiendo por qué diablos en el mundo hay, cada vez más, tantos maricas!".

lunes, 23 de noviembre de 2009

Adolfo Hitler y la Selección Colombia

Adolfo Hitler, El Führer
La estrella de Colombia, Giovanny Hernández, al centro, no puede creer que su equipo ha quedado por fuera del Mundial. Chile, ya clasificado, le pintó la cara en Medellin al golearlo 4:2.

Por insólito que parezca, desde alguna dimensión de la existencia, Adolfo Hitler, a quien se le creía muerto en 1945, ha sufrido lo inimaginable tras la eliminación de Colombia del Mundial de Fùtbol de 2010 en Suráfrica.

Hacer clic sobre el siguiente enlace en rojo para observar sus reacciones del dictador alemán ante la descalificación colombiana:


http://www.youtube.com/watch?v=tN21AdijBxE

martes, 27 de octubre de 2009

La pulguita

Hacer clic sobre el siguiente enlace en color rojo:

http://www.youtube.com/watch?v=vUkF_b3whyY

martes, 20 de octubre de 2009

La camiseta de la discordia

Este es René Pérez, miembro de la agrupación musical puertorriqueña Calle 13. Según el intérprete, a quien se conoce como "Residente" en el ámbito artístico, la inscripción ha sido mal interpretada en las altas esferas del gobierno de Colombia.

Al decir de Pérez, se trata de un juego de palabras que tiene una doble lectura y que "uno lee lo que quiere (...). Por lo menos, yo lo leo claramente: Uribe Para Bases Militares, un mensaje directo y claro". El intérprete asegura que como puertorriqueño y como latinoamericano se opone a la presencia de militares de Estados Unidos en bases colombianas, y que esa es, por lo tanto, la esencia de su mensaje.

Pérez, contratado para un concierto en Bogotá el 30 de octubre, llevó esta camiseta durante la entrega de los recientes Premios MTV en los Ángeles, California, lo cual mereció inusitado despliegue internacional. La más sentida reacción por parte del estado colombiano estuvo a cargo de la Alcaldía de Manizales, que anunció que Calle 13 no podrá actuar durante la Feria de Manizales de 2010.

Tomado del diario ADN de Bogotá, octubre 20 de 2009.

sábado, 17 de octubre de 2009

El novelón colombiano

Hacer doble clic sobre la fotografía.
Tomado de la revista Semana, octubre 14 de 2009. Por Vladdo.

lunes, 12 de octubre de 2009

Callejas' Gallery

Para ampliar las fotos, hacer doble clic sobre ellas.

Adolfo en su ambiente de Callejas' Gallery.
Adolfo en su galería.
Adolfo con don Francisco Aguilar (izquierda).
Con el afiche del cantautor español Eduardo Aute al fondo.
Con el afiche de Eduardo Aute al fondo.

lunes, 28 de septiembre de 2009

¿Cómo te llaman tus hijos?

Hasta hace cosa de un siglo, los hijos acataban el cuarto mandamiento como si no fuera dictamen de Dios, sino como un reglamento de la Federación de Fútbol.

Imperaban normas estrictas de educación: nadie se sentaba a la mesa antes que el padre; nadie hablaba sin permiso del padre; nadie se levantaba si el padre no se había levantado; nadie repetía almuerzo, porque el padre solía dar buena cuenta de las bandejas: por algo era el padre...

La madre ha constituido siempre el eje sentimental de la casa, pero el padre era la autoridad suprema. Cuando el padre miraba fijamente a la hija, esta abandonaba al novio, volvía a vestir falda larga y se metía de monja. A una orden suya, los hijos varones cortaban leña, alzaban bultos o se hacían matar en la guerra.

—Padre: ¿quiere usted que cargue las piedras en el carro y le dé de beber al buey?

¡Qué barraquera era el padre!

Todo empezó a cambiar hace unas siete décadas, cuando el padre dejó de ser el padre y se convirtió en el papá. El mero sustantivo era una derrota.Padre es palabra sólida, rocosa; papá es apelativo para oso de felpa o perro faldero. Demasiada confiancita. Además -segunda derrota- "papá" es una invitación al infame tuteo. Con el uso de "papá" el hijo se sintió autorizado para protestar, cosa que nunca había ocurrido cuando el padre era el padre:

—Pero, ¡papá, me parece el colmo que no me prestes el carro...!

A diferencia del padre, el papá era tolerante. Permitía al hijo que fumaraen su presencia, en vez de arrancarle de una bofetada el cigarrillo y media jeta, como hacía el padre en circunstancias parecidas. Los hijos empezaron a llevar amigos a casa y a organizar bailoteos y bebetas, mientras papá y mamá se desvelaban y comentaban:

—Bueno, tranquiliza saber que están tomándose unos traguitos en casa y no en quién-sabe-dónde.

El papá marcó un acercamiento generacional muy importante, algo que el padre desaconsejaba por completo. Los hijos empezaron a comer en la salamirando el televisor, mientras papá y mamá lo hacían solos en la mesa. Y a coger el teléfono sin permiso, y a sustraer billetes de la cartera de papá, y a usar sus mejores camisas. La hija, a salir con pretendientes sinchaperón y a exigirle al papá que no hiciera mala cara al insoportable novio y en vez de "señor González", como habría hecho el padre, lo llamara "Tato".

Papá seguía siendo la autoridad de la casa, pero bastante maltrecha. Nada comparable a la figura procera del padre. Era, en fin, un tipo querido, de lavar y planchar, a quien acudir en busca de consejo o plata prestada.

Y entonces vino “papi”.

Papi es invento reciente, de los últimos 20 o 30 años. Descendiente menguado y raquítico de padre y de papá, ya ni siquiera se le consulta o se le solicita, sino que se le notifica.

—Papi, me llevo el carro, dame para gasolina...

A papi lo sacan de todo. Le ordenan que se vaya a cine con mami cuando los niños tienen fiesta y que entren en silencio por la puerta de atrás. Tiene prohibido preguntar a la nena quién es ese tipo despeinado que desayuna descalzo en la cocina. A papi le quitan todo: la tarjeta de crédito, la ropa, el turno para ducharse, la rasuradora eléctrica, el computador, las llaves...Lo tutean, pero siempre en plan de regaño:

—¡Tú sí eres la embarrada!, ¿no papi?

—¡Papi, no me vuelvas a llamar "chiquita" delante de Jonathan!

Aquel respeto que inspiraba padre, con papá se transformó en confiancita y se ha vuelto franco abuso con papi:

—¡Oye, papi, me estás dejando acabar el whisky...!

No sé qué seguirá de papi hacia abajo. Supongo que la esclavitud o el destierro. Yo estoy aterrado porque, después de haber sido nieto de padre, hijo de papá y papi de hijos, mis nietas han empezado a llamarme "bebé".

Por Daniel Samper Pizano

martes, 22 de septiembre de 2009

jueves, 10 de septiembre de 2009

Una de Diego Maradona

Agobiado tras las derrotas argentinas a manos de Brasil en Rosario y de Paraguay en Asunción, que dejan a sus dirigidos prácticamente por fuera del Campeonato Mundial 2010, Diego Armando Maradona regresa a casa mal trajeado, con una gorra de miliciano y con un crucifijo al cuello, fumando un habano, enfundado en la camiseta del Boca Júniors, y gritando como un loco de atar:

—¡Mi amor, mi amor! Primero que todo, no vas a recriminarme por lo ocurrido en las eliminatorias. Yo sé que vamos a clasificar. ¡Sea como sea! Así toque comprar al árbitro. Pero, ahora mismo, ese no es el asunto, vieja.
—¿Y entonces, cuál?, pregunta expectante su sufrida esposa, Claudia Villafañe.
—El asunto es que tengo un par de noticias para contarte, dice ansioso el ídolo de los argentinos, mientras deambula compulsivamente por la sala.
—¿Ah, sí? ¡Contáme, querido, contáme! Deben ser dos cosas extraordinarias, pues ni en la tele, ni en la radio, ni en la prensa he visto nada, propone ella, también llena de ansiedad.
—Una es una noticia buena y la otra es mala, dice Maradona, rascándose la cabeza.
—¡Comenzá por la buena, querido!, propone la señora. "¡Ya, decime ya, que me muero de las ganas por saberla! ¡Contá, querido, contá, que me orino de la dicha!".
—¡Está bien, Claudia! La buena es que he dejado la droga...
—¡Qué noticionón tan bárbaro! ¡Eso me hace feliz! ¡Es lo mejor que he escuchado en mi vida!, festeja ella, saltando de júbilo, incontenible. "Ahora, viejo, contáme la noticia mala".
—¿La mala? Bueno, che, sí, dice Maradona bastante contrariado y meditabundo. "Sí, te la voy a contar. ¡Y es que no me crean tan pelotudo, tan marica, pues ahora no sé dónde gran putas la dejé!".

lunes, 7 de septiembre de 2009

Cámara escondida

Hacer clic aquí
http://www.youtube.com/watch?v=tDAmMGjLSlk&feature=related

Test Presidencial

En ocasión de la cumbre de UNSASUR celebrada en Bariloche (Argentina), los presidentes de Colombia, Brasil y Venezuela aceptan someterse a un test de inteligencia y de cultura básica.

Para comenzar, el presentador se dirige a Álvaro Uribe, toma al azar una tarjeta y procede a leerle la pregunta: "¿Quién es el colombiano más famoso en el mundo y en la historia del Siglo XX, el hombre que realmente le cambió el destino a su país?". A lo cual el mandatario colombiano responde con altivez: "¡Hombre, por Dios, mijito, eso ni se pregunta! ¿Quién será? ¡No me saque la piedra!, ¿sí? ¿Cómo se le ocurre preguntar semejante cosa tan obvia? ¡Eh, Ave María, pues! El personaje y el determinante de ese tremendo cambio fue —¡ni más ni menos!— mi paisano Pablo Escobar Gaviria, cuyo primo hermano, José Obdulio Gaviria, por cierto, ha trabajado en mi despacho. ¡Con eso le digo todo!".

"¡Muy bien, muy bien contestado, señor Presidente, pero, con todo respeto, no es para enojarse tanto!", comenta el presentador, entre diplomático y resignado.

Corresponde luego el turno al presidente Luiz Inázio Lula, de Brasil. "Por favor, saque su pregunta, Presidente", sugiere el presentador. Aquí la cuestión está relacionada con los deportes. A lo cual interroga el moderador: "¿Cuál ha sido el mejor futbolista del siglo XX?". Sin vacilaciones, Lula contesta con una sonrisa de oreja a oreja: "¡Obvio, es Edson Arantes Do Nascimento, el gran Pelé!". A ello, el maestro de ceremonias lo felicita: "¡Muy bien contestado, señor Presidente!".

En la urna del concurso queda una última tarjeta, y el presentador le dice al jefe del Estado de Venezuela: "Es la suya, señor Presidente Hugo Chávez, y tiene que ver con Historia Universal: ¿Quién fue el gran comandante general del ejército francés que combatió en la célebre batalla de Waterloo?". Por supuesto, la respuesta aguardada era: Napoleón Bonaparte.

Entonces, Chávez se rasca la cabeza, se pone nervioso y reclama entre serio y en broma: "¡No joda, vale, a mí me dejaron la más dura! ¡Nooo, así no se vale, coño! A ver, a ver..., espérame contesto...". Confundido, mira de reojo a su amigo y canciller, Nicolás Maduro, miembro de su delegación. Ante la angustia del mandatario venezolano, y tratando de no ser visto por el presentador, Maduro le hace gestos a Chávez para que mire hacia una botella de brandy Napoleón, dispuesta sobre una nevera que hay dentro del recinto.

Bañado en sudor, Chávez mira y remira la botella sin poder descifrar la clave de su asesor. En verdad, le cuesta interpretar la seña. "El gran general de la batalla de Waterloo fue..., fue...", titubea Chávez, en minutos que tardan una eternidad, "fue..., fue..., ¿qué les digo? Fue..., fueee....", y meneando la cabeza mira la botella y mira la nevera, y sigue mirando la botella y la nevera, mientras con creciente desespero se rasca y se rasca la cabeza y continúa vacilando, sin hallar nunca la respuesta adecuada, ante la impaciencia en aumento del auditorio.

De pronto, en un alarde de audacia y de inspiración divina, Hugo Chávez lanza un estrepitoso grito de júbilo bolivariano, y orgulloso y sin vacilar empieza a responder con su voz de trueno: "!Ya, ya, camaradas, ya sé! ¡No me pudieron joder! ¿Ah? ¿Se fijan? ¡Me los papié, maricas, me los cagué!". Y suelta sonora carcajada, que seguramente debió escucharse hasta en Managua y La Habana.

Atónito, el auditorio queda sumido en un mar de silencio, expectante, como petrificado. Hasta cuando con aire de triunfo, Hugo Chávez, enloquecido, pega cinco saltos consecutivos, con lo que echa al suelo gran parte la escenografía del recinto en medio de un terrible estruendo, de un corto circuito y de una nube de polvo, luego contiene la respiración y, seguro de su agudeza mental, clama a voz en cuello, mientras hace pistola con ambas manos: "¡Cónchale, vale, claro, hijueputas! ¡El gran héroe de ese mierdero —¡esto no es nada!— que fue Waterloo, resultó ser nadie menos que... ¡el General Electric!".

sábado, 22 de agosto de 2009

Video-chistes de Castro, Chávez, etc.

Con un simple clic sobre el siguiente enlace en color azul puede accederse a todo un universo de chistes sobre muchos de los protagonistas de la Historia del continente, como Hugo Chávez, Fidel Castro, etc.
¡Disfrútenlos!

http://www.youtube.com/watch?v=0WHqwenaz6I

martes, 18 de agosto de 2009

El buen marido

Por una inquebrantable tradición de ya más de veinte años, cuando mi mujer y yo acostumbramos a salir, siempre caminamos tomados de la mano. Hasta ahí todo es armonía. Sólo que, si por un instante la suelto, ella se pone a... ¡comprar, comprar, comprar y comprar, de manera compulsiva!

A propósito, ¡cuán paradójicas son las cosas del consumismo en esta modernidad, y en particular cuando se tiene todo en busca del bienestar, e inclusive más de lo necesario!

Es así como mi esposa —nunca satisfecha— dispone para el día a día, por ejemplo, de una batidora eléctrica, una trituradora de alimentos eléctrica, una máquina de hacer pan eléctrica, una batidora eléctrica, un secador eléctrico, unas pinzas para el cabello eléctricas, un masajeador eléctrico, un horno eléctrico, una tostadora eléctrica, una lavadora eléctrica, un asador eléctrico, una batería de cocina eléctrica, una tetera eléctrica, una ducha eléctrica, un depilador eléctrico, un despertador eléctrico, un kit de cuchillos eléctrico, un juego de rulos eléctrico, una máquina lavaplatos eléctrica, un calentador eléctrico, una olla eléctrica para el arroz, un ventilador eléctrico, inclusive de una vieja máquina de escribir eléctrica, una aspiradora eléctrica, una estufa eléctrica, una plancha eléctrica, un picador de hielo eléctrico, un abrelatas eléctrico, un sacacorchos eléctrico, una máquina para aeróbicos eléctrica, una guitarra eléctrica, un aparato para pancakes eléctrico, un congelador eléctrico, un aparato multiusos de cocina eléctrico, una máquina de coser eléctrica, tanto como de una cafetera eléctrica, un calentador de agua eléctrico, un par de mantas eléctricas, un vaporizador eléctrico, una brilladora eléctrica, un cortauñas eléctrico, un cepillo dental eléctrico, una mecedora eléctrica, un trapeador eléctrico, en los jardines un complejo de cercas eléctricas, en fin, todo ello, naturalmente, sin contar otros aparatos y servicios conectados a la red eléctrica como son los sistemas de calefacción para el verano, de refrigeración para la época fría, el timbre, la alarma, el circuito cerrado de televisión para la seguridad, cinco faroles exteriores, la calefacción y las luces de la piscina, la iluminación del campo de tenis, el motor del jacuzzi, la cámara de bronceado, así como los cargadores de batería de los teléfonos celulares, los cargadores de las cámaras de fotografía y de video, más el refrigerador, los focos de luz en toda la casa, tres enormes lámparas colgantes de murano en el área social, cinco de mesa en la sala, otras cuatro en las habitaciones, tres televisores de pantalla gigante con sus respectivos teatros en casa o home-theater, la nevera, la lavadora, la secadora de ropa, la licuadora, el horno microondas, los equipos de sonido en las cuatro habitaciones, un par de reproductores de música MP3 y MP4, el karaoke en la sala de juegos, tres aparatos para el DVD, dos computadoras, un impresora, lo cual, por supuesto, y aunque parezca redundante, me electriza, pues —¡quién lo creyera!— cuenta, además, con el servicio de un ingeniero electrónico particular para cada marca de aparato —sus favoritas son, obviamente, Electrolux y General Electric—, y no he mencionado la existencia de un par de electricistas de cabecera.

Inmersos como hemos vivido en aquel ruidoso universo eléctrico, de electrodomésticos y de aparatos electrónicos, un buen día en que ocurrió un corto circuito en el sector y nos quedamos sin servicio de energía, y cuando por fin reinó un silencio casi celestial, de súbito ella, desesperada, compulsiva, inconforme, abatida, inconsolable, energúmena, histérica, al punto de las lágrimas, me exigió en tono de reclamo, dirigiéndose a la sala de televisión: "¡Caramba!, viéndolo bien, aquí tenemos un montón de aparatos eléctricos, acumulados en tantos años de matrimonio, y sin embargo, ¡fíjate, gran imbécil!, carecemos de algo esencial, y es que no tenemos nada, absolutamente nada, ¡en dónde sentarnos...!", lo cual, sinceramente, reñía con la verdad.

Y así fue subiendo el tono del sermón y aumentando el calibre de los adjetivos: "¡Por tu culpa, rata asquerosa!" —me increpó, arañándome y propinándome tremendo par de bofetones, coscorrones y una andanada de puños y puntapiés en las partes nobles— "¡aquí no hay en qué aplastarse a descansar!". Al cabo de 38 minutos de perorata —el incidente había comenzado exactamente a las 9 a.m., cuando ocurrió el apagón— y de proferirme toda suerte de agravios, para completar mi horror, su ofensiva fue, en términos de vocabulario, mucho más allá: "¡A ver si me entiendes mejor, gran cretino de mierda, bobo güevón, maricón, pirobo, gonorriento, gran cabrón, te estoy diciendo que en esta malparida casa no hay dónde poner el hijueputa culo!". Desorbitados los ojos, jadeante y con una nube espuma en la boca, a estas alturas ya mi esposa esgrimía un enorme cuchillo.

En verdad, aquí no le quito ni le agrego una coma al inventario, ni a la relación de los hechos. Con los labios anestesiados y manando sangre y con los testículos a punto de estallar, me quedé frío, impotente, derrotado, sin palabras, ante tan exagerado, enojoso, injusto y peligroso reclamo, y sobre todo porque me he pasado la existencia comprando y comprando aparatos y aparatos eléctricos—muchos de los cuales ya ni usa— para satisfacer la mínima exigencia de mi mujer.

Planteadas así las cosas, y aún tenga que vender uno de nuestros tres vehículos del año —no importa si el 4x4 negro de la Mercedes Benz, el deportivo rojo de la BMW o el Porsche Carrera amarillo— hoy estoy pensando muy seriamente en que la respuesta definitiva a su clamor llegará en su próximo cumpleaños, dentro de ocho meses. Aunque resultará un poco costoso —y además porque la cuenta de la energía va a dispararse el día de su estreno, pues su uso consume 1.700 voltios— el regalito perfecto para nuestro hogar eléctrico será irremediablemente el que aparece abajo de estas líneas y con el cual podrá, eso creo, descansar... ¡definitivamente!
Entre tanto, no dejo de pensar que estoy casado con doña "Tengo Razón". Sólo que no sabía que su segundo apellido fuera "¡Siempre!"

Y es que hoy ya completo 18 meses, tres días y veintinueve minutos en que no hablo con ella. Y es porque, simplemente, ¡no me gusta interrumpirla...!

No he narrado aquí que hace quince días nuestra cortadora de césped (¡eléctrica!) se estropeó, a lo cual mi mujer me colmó la paciencia dándome a entender que yo y nadie más que yo, que no hago más que trabajar y trabajar, debería repararla. En honor a la verdad, siempre acababa yo teniendo otras cosas mucho más importantes que atender, tales como lavar el coche, ir adonde el peluquero, hacer un informe contable o financiero de la oficina, etc. En fin, asuntos de mayor trascendencia.

En ese estado de cosas, un buen día ella se ideó un modo de convencerme, muy efectivo, muy sutil. Exhausto del trabajo, cuando regresé a casa la encontré agachada en el césped, que estaba bastante crecido, y ella, ocupadísima, estaba recortándolo con su... ¡tijerita de costura! Ver para creer. ¿Para qué exagerar? Aquella escena y su protagonista me tocaron el alma en lo más profundo. ¡Como nunca había ocurrido!

Es cierto: Me emocioné, me confundí, me impresioné mucho. Fue así como decidí entrar en casa para buscar una alternativa a este hecho insólito que sacudía mis entrañas. Al cabo de unos minutos, regresé a la zona del prado llevándole su cepillo de dientes. Mientras le hacía entrega del cepillo, se me ocurrió decirle: "Cariño, cuando termines con el césped, ¿podrías también barrer el patio...?"

Después de aquel episodio, francamente no me acuerdo de nada. A duras penas de mi nombre. Mi mente está pasmada, verdaderamente en blanco. Aunque el escepticismo de los médicos salta a la vista, ellos me prometen que podré volver a caminar. Pero, definitivamente, me preocupa mucho que mi mujer, que suele anticiparse a todo, incluso a mis pensamientos más recónditos, se me adelante, con motivo de mi cumpleaños, que es pasado mañana, con un regalo que es más bien un diagnóstico, y cuyas características son las siguientes:
Moraleja: El matrimonio es una relación entre dos personas, en la que una siempre tiene la razón y la otra es, necesariamente..., ¡el marido!

lunes, 17 de agosto de 2009

Los colmos

—¿Sabes cuál es el colmo de todos los colmos?
Que un mudo le diga a un sordo que el ciego lo está mirando.
— El colmo de un nórdico: Vivir en Estocolmo.
—El colmo de un zapatero y sus zapatos: Llevar ambos una vida arrastrada.
—El colmo de un herrero: Tener un hijo tras las rejas.
—El colmo de un árbitro: Vivir en la pitadora.
—El colmo de un oso panda: Que le saquen una foto en color y que salga blanco y negro.
--El colmo de una cebra: Que en el zoológico la mantengan a raya.
—El colmo de un electricista: Que no le sigan la corriente.
—El colmo de otro electricista: Meterse al río, y que se lo lleve la corriente.
—El colmo de una azafata ninfómana: Hacer el amor con el piloto automático.
—El colmo de una costurera: En toda conversación, perder el hilo.
—El colmo de un astronauta: Quejarse porque en su apartamento no hay espacio.
—El colmo de un médico: Que su hijo enfermo le salga cura.
—El colmo de un discapacitado: Que al morir, estire la pata.
—El colmo de un bombero: Que su mujer lo encienda a golpes.
—El colmo de un diskette: Tomar Viagra para convertirse en disco duro.
—El colmo de un pescador: Pescar un resfriado.
—El colmo de un jardinero. Que su hija se llame Azucena Del Campo y que el novio la deje plantada.
—El colmo de otro jardinero: Obsesionarse con Rosa Margarita Flores Montaña Laverde Del Río.
--El colmo de un nadador: Ir a donde el siquiatra para desahogarse.
—El colmo de un jorobado: Estudiar Derecho.
—El colmo de la confianza: Dos caníbales haciendo “El 69”.
—El colmo de un ciego: Que después de enamorarse a primera vista, su mujer viva advirtiéndole: "Al cruzar la calle, ¡mucho ojo!".
—El colmo de un arquitecto: Construir castillos en el aire.
—El colmo de un forzudo: Doblar una esquina.
—El colmo más pequeño de todos: Obviamente..., ¡el colmillo!
—El colmo de otro albañil: Llamarse Armando Paredes De las Casas.
—El colmo de un carpintero: Tener que cepillar al jefe, andar con una pata de palo, tener un hijo listón y una hija cómoda.
--El colmo de un ebanista: Que todo el tiempo sus enemigos le estén dando madera.
—El colmo de un carpintero miedoso: Vivir diciendo: “¡Yo más bien, toco madera!”.
—El colmo de un caballo: Tener silla y nunca poder sentarse.
—El colmo de un odontólogo: Estar armado hasta los dientes.
—El colmo de un gallo de pelea: Que a la hora de combatir, la piel se le ponga de gallina.
—El colmo del infortunio: Que a un hombre se lo lleve el putas, y después lo deje caer.
—El colmo de un flaco: Cruzar los brazos y parecer signo de veneno.
—El colmo de un calvo: Salvarse por un pelito.
—El colmo de un vicioso con escrúpulos: Armar cigarros con papel higiénico.
—El colmo de un fotógrafo: Tener que retractarse cuando se le rebelen los hijos.
—El colmo de un elefantico: Comer mocos.
—El colmo de un futbolista mexicano: Que lo echen del equipo porque no sirve para taco.
—El colmo de un futbolista argentino: Que le salga un hijo pelota.
—El colmo de un futbolista colombiano: Tener que colgar los guayos porque en un tobillo le salió una bola.
—El colmo de un cantante lírico: No haber tenido nunca un plácido domingo.
—El colmo de una pianista: Que le toquen las teclas.
—El colmo de un carnicero: Que un hijo le salga chimbo.
—El colmo de un ciego: Llamarse Casimiro, vivir en el noveno B, de la calle Buenavista y vender cerrojos.
—El colmo de un revólver: Que en vez de gatillo, tenga un perrillo.
—El como de un fusil: Que una escopeta le haga pistola.
—El colmo de un computador: Resultar con el virus A H1 N1.
—El colmo de un caballo de raza atropellado: Ser pura sangre.
—El colmo de un electricista: Electrocutarse con una pila de mierda.
—El colmo de un panadero: Que su mujer lo encuentre con las manos en la masa.
—El colmo de un robot: Tener los nervios de acero.
—El colmo de un arquitecto: Trazar líneas con la regla de su mujer.
—El colmo del mentiroso: Inundar de flatulencias el velorio y culpar al difunto.
—El colmo de un travesty: Sentarse sobre un tomate y ponerse a gritar: “¡Me vino, me vino!”.
—El colmo de un soldador: Tener un hijo soldado.
—El colmo de un carnicero: Decir que le importa un chorizo que su hija ya esté jamona.
—El colmo de un plomero: Que al mismo tiempo le dé gota, cataratas en los ojos y que por todo la boca se le haga agua.
--El colmo de otro plomero: Quedarse sin amigos, por goterero.
—El colmo de un albañil: Tener un hijo tan cerrado como una tapia.
—El colmo de la paciencia: Limpiarse el culo con papel picado.
—El colmo de la mala suerte: Tirarse en un pajar y clavarse la aguja
—El colmo de un sastre: Tener varios hijos botones.
—El colmo de un payaso: Tener que tirar seriedad.
—El colmo de un asesino: Matar el tiempo.
—El colmo de un músico: Que al perder el conocimiento, en lugar de volver en sí, vuelva en do.
—El colmo de un mago: Echarse un polvo y desaparecer en el acto.
—El colmo de un calvo: No tener pelos en la lengua.
—El colmo de un pirata: Quejarse porque le vendieron CDs y películas legales.
—El colmo de la humillación: Que a un hombre le estén dando por el culo, y además tenga que pedirle perdón a su verdugo por darle la espalda.

lunes, 3 de agosto de 2009

Mujeres vengadoras

Cada una de estas tres mujeres ha sido protagonista de episodios que su contraparte masculina no quisiera enfrentar nunca. Hastiadas de tanto maltrato y de tanta malquerencia, ellas encarnan personajes que alguna vez sentenciaron a sus parejas: "¡Hasta aquí nos trajo el río! ¡No más!".

VENGANZA NUMERO 1

"Hoy mi hija cumple 18 años...", pensó para sí el marido, y se declaró enormemente feliz porque en aquella fecha realizaría el último pago de la pensión alimenticia, dinero que con rabia había girándole a su odiada exmujer. En efecto, la niña se hacía mayor de edad y de paso expiraba la obligación alimentaria del hombre ante la ley.

Así que llamó a su hijita para que viniera a la casa donde vivía el individuo. Al verla llegar, el hmbre le confió a la adolescente: "Hijita, quiero que lleves este cheque a casa de tu mamá y este papelito".

Escrito a mano, el mensaje consignaba lo siguiente: "¡Este es el último maldito cheque que va recibir de mí en todo lo que le queda de su gran puta vida!". Al tiempo que le entregaba el papelito en un sobre cerrado, el hombre pidió a la niña: "Quiero que me digas la cara y la expresión que pone tu mamá cuando lea el mensaje".

Así que la hija fue a entregar el cheque a la madre. A su turno, el hombre estaba ansioso por saber lo que "la bruja" tenía que decir y qué cara pondría. Días después, cuando la hijita retornó a casa, el hombre le preguntó inmediatamente:

—¿Qué fue lo que te dijo tu madre? ¿Cómo reaccionó a mi mensaje de aquel día?
—"Mami me dijo", contestó la niña, "que justamente estaba esperando ese día para decirte que tú no sólamente eres un cornudo de mierda, sino que tampoco, y mucho menos, eres mi papá...".

VENGANZA NUMERO 2

Un hombre que siempre molestaba a su mujer con bromas bastante pesadas, muchas de las cuales la ponían en ridículo público, pasó un día por la casa de unos amigos para que lo acompañaran al aeropuerto a despedir a su esposa que viajaba a París en misión de trabajo.

A la salida de inmigración, frente a todo el mundo, él le desea buen viaje y en tono burlón le grita: —¡Amor, no te olvides de traerme una hermosa francesita bien linda! ¡Ja, ja, ja!

Ella bajó la cabeza y se embarcó muy molesta. Cinco años después, de nuevo el marido les pidió a sus amigos que lo acompañasen al aeropuerto a recibirla. Al verla llegar, lo primero que le grita a toda voz es:
—"Mi amor, ¿me trajiste mi francesita?
—Hice todo lo posible, contesta ella. "Cinco años en París no fueron sólo de trabajo. Ahora sólo tenemos que rezar para que nazca niña. Había que intentarlo, ¿verdad?".

VENGANZA NUMERO 3

El marido, en su lecho de muerte, llama a su mujer. Con voz ronca y ya débil, le dice:

—Muy bien, llegó mi hora, pero antes quiero hacerte una confesión.
—No, no, tranquilo, tú no debes hacer ningún esfuerzo, clama la esposa.
—Pero, mujer, es preciso, insiste el marido "Es preciso morir en paz. Te quiero confesar algo".
—¡Está bien, está bien!, acepta la mujer. "Entonces, ¡habla!, ¡habla!", dice ella.
—Esposa mía: Imagínate que me he acostado con tu hermana, con tu mamá y con tu mejor amiga, confiesa el anciano moribundo.
—¡Lo sé, lo sé, lo sé!, replica ella, con suficiente aire de tranquilidad.
—¿Y eso, mi amor, cómo lo supiste?, pregunta él. "¿Ya lo sabías?".
—¡Claro, viejo, hace rato, pero mucho rato! Por eso, gran hijo de puta, ahora mismo estás jetiando, ¡porque esta mañana te envenené el desayuno, malparido!

martes, 28 de julio de 2009

Una noche cualquiera....

Los años inexorablemente habían pasado con una rutina diaria que invadía el hogar, y una noche, de esas tantas noches largas, indiferentes, monótonas, iguales, repetidas, corrientes, ocurrió algo verdaderamente inusual... ¡Nada que ver con nada!

Y fue así como, de repente ella, que estaba medio dormida, sintió que él la acariciaba... Primero fueron caricias tímidas, periféricas, como si tuviera pudor... Luego las caricias fueron subiendo de tono y de intensidad.

Cada vez más, por todo el cuerpo las manos de él la recorrían a ella de arriba abajo y de abajo hacia arriba, por los costados, de modo diagonal, en sentido transversal, en todas las direcciones, como si con ello quisiera abarcarla toda, como hacía años no pasaba... Ella no pudo pensar, pero supuso que, bueno, después de tres largos años esta vez... En fin, no había lugar para las especulaciones... Lo evidente no necesita comprobarse.

Sensaciones que creía olvidadas volvían. En plena ebulliciòn, su cerebro recordaba, evocaba, presentía, añoraba, sentía y, en fin, ayudaba... ¡Cómo no ayudar, cómo no participar! Las caricias se amontonaban y repetían, él la levantaba, la daba vuelta, ahora era un auténtico torbellino de sensaciones indescriptibles... Y de repente.., ¡nada!

Sí, en efecto, ¡nada de nada!

—¿Qué paso, mi amor? ¡Seguí, por favor, seguí...!, clamó ella. "¡Quiero más! ¡Más, más, mucho más...!"
—Shhhh…, la calmó él, con voz reconfortada y firme. “Ya está..., ya, querida….”.
— ¿Y cómo que ya está? ¿Cómo…? ¿Ya?
—Sí, querida. Ya, ya, calma...
—¿Yaaaaaaaaaa?
—¡Claro que ya! Ya encontré el control remoto. Seguí durmiendo.

¿Se le perdió algo, Mr. President?

Mientras el mundo expectante en medio de la crisis económica global ponía los ojos sobre el Presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, durante su debut en la Cumbre de los 8, las miradas del mandatario se posaban sobre el derrier de Mayara Tavares, de 16 años, integrante de la comitiva juvenil de Brasil al encuentro, celebrado el 10 de julio de 2009 en L'Aquila, Italia. ¿Qué tal la expresión picarona del presidente francés, Nicolás Sarkozy?

Al tiempo que el Presidente brasileño, Luiz Inácio Lula Da Silva (izquierda), festeja algún apunte de poca monta, su colega norteamericano Barak Obama sonríe y se hace el pendejo, con la vista en otro lado. Observe la postura de las manos del Presidente. Como encubriendo una posible erección. Entre tanto, su esposa, Michelle Lavaughn Robinson, con cara de aburrimiento, parece echar globos o hacerse la desentendida, que es lo más seguro. ¿O no?
La chica brasileña salió del anonimato gracias a su espectacular cola, pero principalmente gracias a la mirada del hombre más poderoso del universo, en un episodio que duró centésimas de segundo, pero que el planeta entero, testigo de la escena, no olvidará nunca. El hecho mereció gran despliegue en la prensa mundial.

Residente en las afueras de Río de Janeiro, esta garotinha heredó de su abuela y de su padre la pasión por tomar parte en la acción comunitaria y en los movimientos sociales, y ha sido una gran activista en su comunidad en la lucha en favor de la niñez y los derechos de los adolescentes.
Segunda de derecha a izquierda, la mujer de traje gris no le quita la mirada al trasero de Mayara Tavares. Como suspirando y diciendo para sus adentros: "¡Con que sí!, ¿no? Esta es la famosa colita que embobó al presidente de los Estados Unidos! ¡Con toda la razón!".

sábado, 18 de julio de 2009

lunes, 6 de julio de 2009

Lo virtual y lo real

—¡Papá! ¡Papá! En el colegio, en la clase de Informática, me pidieron que para mañana explique la diferencia entre virtualmente y realmente.
—Bueno... Pregúntale a tu madre si se acostaría con otro hombre por un millón de dólares.

Entusiasmado, el niño obedece y pone en práctica la instrucción de su padre.

—Mamá..., ¿te acostarías con otro hombre por un millón de dólares?
—¡Por supuesto, hijo! Eso ni se pregunta, ¡gran pendejo...!
—¡Papá! ¡Papá! ¡Ella dijo que sí!
—Bueno..., ahora anda y pregúntale a tu hermana...
—María, ¿te acostarías con un hombre por un millón de dólares?
—¡Claro que sí! ¿Adónde hay que ir?
—¡Papá! ¡Papá! ¡Mi hermanita también dijo que sí!
—Vale, y ahora pregúntale también a tu hermano mayor.
—Paco, ¿te acostarías con un hombre por un millón de dólares?
—¡Pues claro, hermano, ya mismo! ¿Quién es el tipo?
—¡Papá, papá, él también ha dicho que sí!
—¿Ves, hijo mío?
—Pero, ver ¿qué, papi?
—Muy sencillo, hijo. Ahora podrás comprender que virtualmente tenemos tres millones de dólares, pero que realmente sólo tenemos un par de putas y un maricón en casa.

miércoles, 1 de julio de 2009

En blanco y negro



Vladdo en Semana

viernes, 19 de junio de 2009

Cambalache


El tango se estrenó en una clásica obra del teatro de revista, en el . Pero como consecuencia de éste acto, el director de la película “El alma del bandoneón” (Mentasti) se enfureció y presentó una enfática queja, ya que existía un acuerdo entre Discépolo y el director de cine para que éste último fuera el titular exclusivo de este tango.
Letra y música de Enrique Santos Discépolo (1935)

CAMBALACHE

Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el quinientos seis
y en el dos mil, también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
barones y dublés.
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo
todos manoseados.
Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio o chorro,
pretensioso, o estafador...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón,
los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro afana en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, Rey de Bastos,
caradura o polizón.

¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón...
Mezclao conToscanini
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
junto a un calefón.

Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno
te vamo’a encontrar...!
No pienses más; sentate a un lao,
que ha nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de las minas,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley...


Vea y escuche aquí a Julio Sosa en su interpretaciòn de "Cambalache". Haga clic en la siguiente línea de color:

martes, 16 de junio de 2009

Mi viejo y buen amigo Ricardo....


Mi viejo y mejor amigo Ricardo con su familia, el sábado 18 de abril, en pleno campo.

sábado, 25 de abril de 2009

La noche del regreso a E.U., abril 24 de 2009

Adolfo con su equipaje, rumbo al parqueadero y al aeropuerto .
Adolfo (derecha) en el parqueadero con Albeiro.
Albeiro (izquierda), empleado de la recepción del edificio donde vivió Adolfo en la capital, lo ayuda con el equipaje .
Adolfo y Margarita camino de la terminal internacional del aeropuerto.
Adolfo (izquierda) poco antes de abordar el vuelo de regreso a EE.UU, en compañía de Ricardo, quien concurrió a despedirlo.
Adolfo con los minutos contados para la partida del país.
Adolfo con una muñeca artesanal, obsequio de Ricardo. El otro regalo fue
un reloj con el mapa de su país.
Estas imágenes corresponden a las horas y los minutos previos al regreso de Adolfo a EE.UU., en la noche del viernes 25 de abril de 2009.