VENGANZA NUMERO 1
"Hoy mi hija cumple 18 años...", pensó para sí el marido, y se declaró enormemente feliz porque en aquella fecha realizaría el último pago de la pensión alimenticia, dinero que con rabia había girándole a su odiada exmujer. En efecto, la niña se hacía mayor de edad y de paso expiraba la obligación alimentaria del hombre ante la ley.
Así que llamó a su hijita para que viniera a la casa donde vivía el individuo. Al verla llegar, el hmbre le confió a la adolescente: "Hijita, quiero que lleves este cheque a casa de tu mamá y este papelito".
Escrito a mano, el mensaje consignaba lo siguiente: "¡Este es el último maldito cheque que va recibir de mí en todo lo que le queda de su gran puta vida!". Al tiempo que le entregaba el papelito en un sobre cerrado, el hombre pidió a la niña: "Quiero que me digas la cara y la expresión que pone tu mamá cuando lea el mensaje".
Así que la hija fue a entregar el cheque a la madre. A su turno, el hombre estaba ansioso por saber lo que "la bruja" tenía que decir y qué cara pondría. Días después, cuando la hijita retornó a casa, el hombre le preguntó inmediatamente:
—¿Qué fue lo que te dijo tu madre? ¿Cómo reaccionó a mi mensaje de aquel día?
—"Mami me dijo", contestó la niña, "que justamente estaba esperando ese día para decirte que tú no sólamente eres un cornudo de mierda, sino que tampoco, y mucho menos, eres mi papá...".
VENGANZA NUMERO 2
Un hombre que siempre molestaba a su mujer con bromas bastante pesadas, muchas de las cuales la ponían en ridículo público, pasó un día por la casa de unos amigos para que lo acompañaran al aeropuerto a despedir a su esposa que viajaba a París en misión de trabajo.
A la salida de inmigración, frente a todo el mundo, él le desea buen viaje y en tono burlón le grita: —¡Amor, no te olvides de traerme una hermosa francesita bien linda! ¡Ja, ja, ja!
Ella bajó la cabeza y se embarcó muy molesta. Cinco años después, de nuevo el marido les pidió a sus amigos que lo acompañasen al aeropuerto a recibirla. Al verla llegar, lo primero que le grita a toda voz es:
—"Mi amor, ¿me trajiste mi francesita?
—Hice todo lo posible, contesta ella. "Cinco años en París no fueron sólo de trabajo. Ahora sólo tenemos que rezar para que nazca niña. Había que intentarlo, ¿verdad?".
VENGANZA NUMERO 3
El marido, en su lecho de muerte, llama a su mujer. Con voz ronca y ya débil, le dice:
—Muy bien, llegó mi hora, pero antes quiero hacerte una confesión.
—No, no, tranquilo, tú no debes hacer ningún esfuerzo, clama la esposa.
—Pero, mujer, es preciso, insiste el marido "Es preciso morir en paz. Te quiero confesar algo".
—¡Está bien, está bien!, acepta la mujer. "Entonces, ¡habla!, ¡habla!", dice ella.
—Esposa mía: Imagínate que me he acostado con tu hermana, con tu mamá y con tu mejor amiga, confiesa el anciano moribundo.
—¡Lo sé, lo sé, lo sé!, replica ella, con suficiente aire de tranquilidad.
—¿Y eso, mi amor, cómo lo supiste?, pregunta él. "¿Ya lo sabías?".
—¡Claro, viejo, hace rato, pero mucho rato! Por eso, gran hijo de puta, ahora mismo estás jetiando, ¡porque esta mañana te envenené el desayuno, malparido!