De modo muy respetuoso el ex-presidente George W. Bush le pidió permiso al dueño de casa para hacer una llamada a los EE. UU., a efectos de saber cómo quedaba ese país después de su doble mandato. Así fue como el demonio autorizó la llamada, y Bush habló apenas durante 2 minutos. Una vez el ex-mandatario hubo colgado, Satanás le informó con cierta arrogancia: “Señor, son tres millones de dólares”, a lo cual Bush pagó un poco aburrido, pero sin protestar.
A pesar del enorme costo telefónico, la reina Isabel II, una de las mujeres más poderosas del imperio británico y del mundo, con más de 70 años en el trono, quiso hacer una llamada al Palacio de Buckingham, llamada que duró sólo 5 minutos. Logró comunicarse con su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo, y con dos de sus nietos. El Diablo le pasó la cuenta: 10 millones de libras esterlinas, que la soberana, famosa por su austeridad y tacañería, pagó sin chistar. Al fin y al cabo, como Bush y como Uribe, la reina ya estaba condenada al fuego.
Como siempre, para no quedarse atrás, y no obstante los elevados costos de las tarifas telefónicas del infierno, Álvaro Uribe manifestó su deseo de comunicarse con Colombia, para establecer cómo, después de cinco reelecciones amañadas, estaba ese país, que ahora gobernaban sus hijos Tomás y Jerónimo, presidente y vicepresidente.
Acostumbrado a echar lengua, el mandatario habló sin pausa con toda su familia y amistades durante 6 horas. Una vez terminada la comunicación, el Diablo le pasó la factura: “Para que veás vos: Son apenas... ¡50 centavitos de dólar!”.
Uribe, que carece de la capacidad de asombro y de toda sensibilidad, según sus críticos, se quedó atónito esta vez, pues acababa de ser testigo del elevadísimo costo de las llamadas de Bush y de la Reina Isabel a sus respectivas naciones.”Oíme, pues, compradre Diablo”, dijo Uribe dirigiéndose a su anfitrión, “¿cómo es eso de las llamadas tan baratas a Colombia? ¡Eso es francamente increíble, no jodás! ¿Cómo hacés vos para ingeniártelas? Decime: ¿Por qué tan baratas, ah?”.
A lo cual el Demonio le respondió muy seguro de sí mismo y con una explicación bastante detallada: “Mira, vos, caballista: Con la cantidad de desempleados (más de 18 millones de colombianos) y de jubilados muertos de hambre (más de cinco millones), con los miles de desaparecidos, con los siniestros resultados de tu famosa dizque 'seguridad democrática', además de 'los falsos positivos', con la quiebra de los hospitales públicos, los miles de maestros mal pagados, los siete millones de desplazados por la guerra interna, aparte de la violencia intrafamiliar, la trata de personas, el secuestro, la extorsión,la desnutrición infantil, la falta de justicia, el aumento salvaje del costo de vida, la herida mortal al sistema de salud, la sobretasa a la gasolina, el IVA al 16 por ciento, la inseguridad ciudadana, el aumento del sicariato, la inmoralidad de la Parapolítica, la Yidispolítica, la Farcpolitica, la corrupción del gobierno, los millones de narcodólares para pagar el caos, el clientelismo político, las mentiras de RCN y de la mayoría de la gran prensa, la banda de politiqueros sueltos que has comprado, los militares asesinos, la impunidad rampante, los narcos al poder, las trampas del referendo reeleccionista, las chuzadas del DAS, tus hijos Tom y Jerry (Tomás y Jerónimo) dejando sin trabajo a los recicladores, las cuotas de reelección de Agro Ingreso Seguro por parte de tus ministros de Agricultura, las violaciones a los derechos humanos, etc. etc. etc., ese país llamado Colombia se ha convertido en un lugar insoportable, invivible...".
"¿Y todo eso que tiene que ver con el costo de la llamada tan barata a Colombia?", interrumpió Álvaro Uribe, sin salir aún de su asombro. A lo cual Satanás replicó:
"¡So pedazo de imbécil! La llamada telefónica a Colombia salió tan barata, porque tiene carácter de llamada local, porque es de infierno a infierno!