viernes, 8 de enero de 2010

Cosas de los pastusos...


Un pastuso le dice a otro:
—Mire que sembré unas matas de ahuyama, y adivine qué salieron...
—Pues, ¡ahuyamas, me imagino!
—No, pues imagínese que salieron unos marranos, y se las comieron...
***

Un pastuso compra un tiquete para viajar en bus. Cuando está abordo, resulta que es el único pasajero. Al poco tiempo de camino se desata un tremendo aguacero. Se da entonces la casualidad de que hay una única gotera, que cae justo sobre su silla. Entonces, el chofer, que lo miraba por el espejo, le sugiere:
—Señor, está usted totalmente empapado. Se puede enfermar. Cuanto antes, ¿por qué no cambia usted de puesto?
A lo cual el pasajero pastuso le responde:
—Sí fuera por mí, yo lo cambiaría. Pero, ¿con quién?

***

Un pastuso entra a una tienda fotográfica y le dice al vendedor:
—Mire usted que yo tengo dos hijos, una esposa que me engaña, mido 1.60 de estatura, peso 85 kilos, mis padres están muertos, estudié medicina y me gusta el tejo.
Sorprendido, el empleado le responde:
—¡Qué bueno saber de usted!, pero, ¿por qué me cuenta eso?
A lo cual el pastuso responde:
—¡Hombre!, pues, porque allá afuera en la vitrina dice: Revele su rollo aquí y reclame un estuche para la cámara.

***


Un pastuso llegó a una fotografia, pero no habia vendedor que lo atendiera en el momento. Ya completaba una hora esperando, cuando el fotógrafo le preguntó:
—¿Y usted que espera, que no sigue?.
Entonces el pastusito le dijo:
—Yo estoy esperando a que llegue otro cliente. No soy tan tonto de pasar de primero.
—¿Y por qué dice eso, señor?, pregunta el fotógrafo.
Y el cliente le contesta sin vacilar:
—Sencillo. En la puerta hay un aviso que dice: “Magníficas fotos al segundo”. Y yo llegué de primero.

***


Un pastuso llega a un elegante restaurante italiano, y el mesero le pregunta:
—Señor, ¿vino de la casa?
Y el pastuso le responde:
—¡No sea entrometido ni lambón, que yo vengo es del trabajo!

***


Un pastuso, que estaba de muy prisa, se subió a un autobús intermunicipal y sacó la cabeza por la ventana. Al observar con asombro que los árboles pasaban tan rápido, se bajó del vehiculo y se subió a un árbol.
—¡Señor, señor!, ¿se ha vuelto loco? ¿Por qué se ha subido a ese árbol, si tanto afán tenía?
—¡Es para que me rinda más!

***


Adivinanza pastusa:
¿Que es verde por fuera, cremoso por dentro y con una pepa de aguacate en el centro?
***
Estaba una señora en el parque Simón Bolívar de Bogotá mirando al lago, y le pregunta a un pastuso que estaba al lado:
—Señor, ¿será que ese lago es muy profundo?
—Pues, yo no creo, señora, porque, mire hasta dónde les llega el agua a los patos.

***

Dos pastusos viajaron a Bogotá a comprar un carro, y justo adquirieron un Volkswagen. Días después, cuando iban pasando por Cali, el vehículo se les apagó. Entonces, uno de ellos se bajó apuradamente a revisar el motor. Y cuando abrió la tapa de adelante exclamó aterrado:
—¡Oiga, pues, carajo, nos han sabido robar el motor!
Entonces, su compañero, muy presto, se dirigió hacia la parte trasera del vehículo y levantó la tapa, en medio de un asombro aún mayor que el de su paisano:
-¡Ay, Virgen Santísima, cómo somos de brutos!
—¿De veras, somos tan torpes?
—¡Pues, sí! ¡Y no es que nos hayan robado el motor, mírelo ahí está! ¡Lo que pasa, sumercé, es que todo el tiempo hemos venido andando en pura reversa!

***

El policía de tránsito detiene a un conductor pastuso que ha burlado la luz roja, y en tono enérgico le dice:
—¡Deme su nombre!
—¡Ah!, ¿sí? Y después, ¿yo como me llamo?

***

Después de un terrible terremoto un pastuso se encuentra con un paisano, y agobiado le pregunta:
—¿Sufrió mucho tu casa?
—¡Pues, no, de veras que no sufrió nada!
—¿Y eso cómo fue posible, si la magnitud del sismo fue de 10 grados?
—Muy sencillo, compadre: ¡Por suerte no sufrió absolutamente nada, pues la casa se cayó de inmediato!